11/22/2006

Testimonios

Son infinitas las experiencias que semana a semana vivimos en Belén UC. A continuación puedes leer un testimonio que sirve para comprender la garndeza de ser voluntario en Belén.


"Me llamo Valentina Ruiz Olivares, estudio 3er año de Pedagogía Básica en la PUC, y en parte se lo debo a Belén UC.
Cuando me pidieron hacer este testimonio, no pude evitar recordar todos aquellos momentos en los cuales Belén UC fue parte importante de mi vida.
Un amigo mío trabajaba en el preuniversitario de Belén, y como yo no tenía los recursos para pagar uno privado, decidí inscribirme ahí. En un comienzo me sentí extraña, ya que no conocía a nadie. Pero luego, al pasar los meses, comprendí que el espíritu de servicio que tienen los voluntarios de Belén es tan grande, que son capaces de dar su tiempo cada tarde para que jóvenes como yo, que no tenemos los recursos, podamos prepararnos de la mejor manera para dar la PSU. Llegó diciembre y di la prueba, confiando en que la preparación que me había entregado el Preu de Belén era la necesaria para entrar a la carrera que quería.
El resultado en todas mis pruebas fue sobre 650 y la de Ciencias Sociales, sobre 750. Estaba feliz, había conseguido los puntajes necesarios. Tenía que agradecerlo de alguna forma a los que me había ayudado a conseguirlo.
Como estaba decidida a estudiar en la UC, me dije que apenas fuera la semana que ustedes tienen en estos momentos, iría al stand de la pastoral a contarles mi historia. Así me hice “famosa”, todos en la pastoral hablaban de la niña símbolo del “Preu Belén”, que no es más que un incentivo para seguir con este gran proyecto. Yo era un ejemplo de que los esfuerzos conjuntos (mío y de los profes del Preu) daban resultado.
Por esta razón decidí inscribirme en el voluntariado del Preuniversitario, en parte para devolver lo que me habían entregado, pero también por el espíritu de servicio que me ha acompañado siempre.
Agradezco todas las experiencias que me entregó Belén. Conocí grandes personas a las que llevo en mi corazón, y que siempre estarán en mis recuerdos. Entregamos tiempo, cariño, dedicación, pero lo que se recibe es mucho más de lo que uno entrega.
Estos son mis recuerdos, y espero que ustedes también puedan construir sus experiencias y unirse a este gran proyecto. Les aseguro que no se arrepentirán, es una de las mejores oportunidades que brinda la Universidad de hacer voluntariado con un gran y concreto significado social.
Los esperamos en la pastoral... Gracias por todo y nos vemos..."
- Valentina Ruiz (Voluntaria Preuniversitario Macul)


Y también los vecinos de las distintas comunas donde trabajamos tienen algo que decirnos...


"La llegada de los jóvenes fue como una luz. Gracias a ellos me di cuenta que Dios me amaba, que podía cambiar mi vida. Aprendí a reconocer el daño que hacía. Yo antes vendía drogas aquí en la Chimba. Y por eso estuve detenida. Gracias a los jóvenes encontré un mundo nuevo. Sentí que aunque haya estado en la cárcel y cuando todas las puertas se me habían cerrado podía dar la cara y salir adelante. Yo había perdido la esperanza, yo pensaba que la otra vida era para mí, lo fácil, lo cómodo, y ahora puedo decir lo riesgoso que fue mi vida cuando estuve en la cárcel. Los tíos entraron a mi casa, y me mostraron un mundo nuevo. Hacía años que nadie llegaba a mi hogar, las únicas personas que entraban en mi casa eran los drogadictos que me iban a comprar. Para mí, la llegada de los tíos –como le decimos a estos jóvenes– fue hermosa porque me llevaron el mensaje de Dios, porque ya me había olvidado de Él y estaba en un camino oscuro. Creo que lo mejor que he aprendido de los tíos, es que puedo ser un ejemplo para mis compañeros aquí en la población. Aprendí a amar más lo que tengo. Gracias al amor que ellos muestran, ese amor desinteresado, uno vuelve a tener a esperanza. Hoy día me siento una mujer nueva, ya no existe la mujer vieja que había antes. Con el apoyo de los tíos puedo luchar por mi hogar, por la población y llevar un mensaje a mis propias compañeras, a las que venden drogas a reconocer que hay una vida distinta, que hay un mundo nuevo para nosotras y que podemos alcanzarlo. Gracias a los jóvenes sentí que Dios tuvo misericordia de mí. Los tíos me creyeron y me ayudaron a salir adelante. Mucha gente volvió a creer que puede haber un cambio, y eso es maravilloso, es inexplicable, no hay palabras para eso. "
- María Becerra (La Chimba - Recoleta)
* este testimonio fue publicado en La Segunda online. Puedes verlo haz click aquí


Si tienes algún testimonio que quieras compartir con nosotros, envíalo a mfbrahm@belenuc.cl

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